LOS AVATARES DE UNA LARGA VIDA.

Año 1983. El día 23 de julio,
han pasado ya 28 años desde que la fortuna quiso que yo, por casualidad, descubriese los restos de una villa romana en el paraje de las Suertes de Abajo. Tras años de excavaciones se han sacado a la luz los restos de tres edificios de época romana, estos son la Villa o Domus, el Mausoleo y el Palátium, devolviendo así su antiguo esplendor a estos monumentos. Este descubrimiento hizo que mi afición por la arqueología se convirtiese en pasión, así durante estos años me he dedicado a buscar datos que nos ayudaran a saber mejor la historia de estos edificios y los datos obtenidos hasta ahora merece la pena que se conozcan, sobre todo la larga vida del palátium romano, por lo que muy brevemente os voy a contar su historia.

Hispania hacia el año 380 d.c.
En el corazón de la Carpetania se edifica una suntuosa villa de estilo bajo-imperial, junto al rio Guadarrama y al lado de la calzada romana que unía las ciudades de Segovia y Toledo. Esta villa fue construida con gruesos muros, encofrados de hormigón en sus partes bajas y de tapial en sus partes altas; sus interiores estucados y pintados con motivos florales o geométricos imitando mármoles y los suelos decorados con exquisitos mosaicos confeccionados con pequeñas teselas de mármol y calizas.

Hacia el año 400 d.c.
Se acomete la construcción de un nuevo edificio, el palátium romano. Se trata de un edificio singular por su planta y excepcional por los materiales empleados. A diferencia de la villa dedicada a residencia de Materno, su propietario, el palátium es un edificio de representación donde el “dominus” recibe a sus invitados. La construcción y decoración son impresionantes; los muros ya no son de tapial, sino que se emplean sillares de piedra caliza traída desde cientos de quilómetros de distancia. Los interiores son espectaculares: columnas de mármol traídas desde Turquía, cúpulas de ladrillo recubiertas de mosaicos hechos con teselas de pasta vítrea y pan de oro, y con infinidad de colores, suelos decorados con el más caro de todos los pavimentos de la época el opus sectile (mármoles recortados haciendo motivos florales y geométricos), los zócalos recubiertos con frisos de mármoles multicolores, procedentes del otro extremo del Mediterráneo. Este tipo de construcción lo podríamos comparar, con el mausoleo construido en el año 420 en Ravena para la hija del emperador Teodosio I, Gala Placidia. Este estilo de decoración nos anuncia el fin del arte tardorromano y el inicio del bizantino.

Año 476 d.c.
Finaliza el dominio imperial romano sobre la península Ibérica tras la conquista visigoda. La villa de Materno es tomada por los nuevos invasores. La casa de Materno es pasto de las llamas. El incendio devora la construcción atacando a los techos construidos con vigas de madera. Ceden las vigas y se vienen abajo los tejados y después los muros, dejando así los mosaicos cubiertos durante mil seiscientos años. En cambio el palátium romano es ocupado, transformando su uso civil en religioso. Además de utilizarse como iglesia también se utiliza como necrópolis, agujereando el rico suelo de mármoles para la excavación de numerosas tumbas, perdiéndose gran parte del pavimento original. Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz un importante número de tumbas, muchas de ellas con sarcófagos, además de diversos objetos con motivos religiosos de época visigoda.

Año 711 d.c.
El reino visigodo se desmorona al ser invadido por los ejércitos musulmanes procedentes del norte de África. El palátium romano de Materno, en cambio, parece quedarse en manos cristianas, porque los árabes apenas dejaron evidencias arqueológicas. Es sabido que la comarca de La Sagra estuvo fuertemente poblada durante la ocupación musulmana por mozárabes (cristianos que vivían en territorio musulmán), así pues la vieja iglesia visigoda podría haber sido utilizada por los mozárabes.

Año 1088.
El rey castellano Alfonso VI conquista la ciudad de Toledo que llevaba siglos en poder musulmán, pero antes tiene que conquistar el valle del Guadarrama, vía natural desde la vieja Castilla, aprovechando la calzada romana, llamada la Calzadilla, tras conquistar las tres plazas fuertes que protegen Toledo, (estos son los castillos de Calatalifa, Olmos y Canales, hoy en términos de Villaviciosa de Odón, El Viso de San Juan y Recas respectivamente). El palátium romano ya está en manos cristianas.

Año 1142.

Día 30 de Enero, el rey Alfonso VII, nieto del conquistador de Toledo, funda un monasterio en el edificio del palátium romano, dedicado a la advocación de Santa María de Batres, entregándoselo a los monjes Benedictinos Cluniacenses, siendo su primer abad el maestro Hugo, maestro y médico personal del rey. El propio rey dota al monasterio de un cuantioso ajuar, con una donación de bienes demasiado larga para enumerar en este articulo, como ejemplo diremos las casas, molino y tiendas del judío Cidelo en Toledo, las aldeas de Pero Moro y San Nicolás (hoy término de Camarena) y un largo etcétera de propiedades que completan esta opulenta donación.

Año 1575.
Con 1175 años a sus espaldas el viejo palátium romano ha pasado ya de los cluniacenses a las clarisas de Griñon y del edificio solo queda en pie una sola habitación que se dedica a ermita. En las relaciones topográficas de Felipe II correspondientes a Casarrubios se dice: “hay una ermita que se intitula Santa María de Batres deste lado del río, solo queda en pie la ermita, el resto de la iglesia está puesta por los suelos…. Donde hacen romería el primero de Mayo, Carranque, El Álamo, Casarrubios y la villa de la Zarzuela. La villa de La Cabeza, la hace el día de San Marcos.” En las relaciones de El Viso y Casarrubios, se menciona que antes de ser de las monjas de Griñón, fue de los Templarios y que esta junto a la Fuente del Pobo.

Año 1750.
En la relación del catastro del Marqués de la Ensenada correspondiente al término del despoblado de la abadía de Santa María de Batres, realizado en el ayuntamiento de Carranque, solo se relacionan tierras de labor y prados, pero nada queda ya de la abadía. La ermita ya se encuentra en ruinas.

Año 1983.
La historia renace de nuevo en Carranque con uno de los mejores hallazgos arqueológicos del siglo XX en Hispania.